A nuestros trabajadores

A nuestros trabajadores

2019-02-11 | Por Freddy Ames

Leía a Jiddu Krishnamurti, filosofo hindú, sobre la importancia del trabajo y los estudios. Se trata de un joven, hijo de un empresario millonario que había dejado los estudios y el trabajo. El padre, muy preocupado, pidió al maestro Krishnamurti que lo ayudara a encaminar a su hijo. Krishnamurti, después de varios intentos, logra conversar con el joven y le pregunta: “¿Por qué no estudias? ¿Por qué no trabajas?”. El muchacho le responde: “¿Qué razón tendría para estudiar y trabajar si lo tengo todo y, según mis proyecciones, con el dinero acumulado por mi padre nunca en la vida futura tendré carencias?”. Realmente un dilema difícil de resolver.

 

Krishnamurti le responde que los estudios sirven para alimentar de conocimiento el alma de las personas y que un hombre instruido y culto es superior, en todo sentido, a aquel millonario o hijo de millonario que carece de este valor. Agrega que la acumulación de conocimiento, de todas maneras, llevará al hombre a la senda del bien, sabrá diferenciar lo banal de lo importante y comprender que la vida no sólo se traduce en dinero y placeres, también existen otros aspectos a considerar como la bondad, el desprendimiento y la razón, por la que hemos venido a este mundo.

 

En cuanto al trabajo, el maestro, le dice: “El trabajo es un deber y un derecho que todos los seres humanos debemos entender y practicar”. Explica: “El trabajo es un derecho porque el Estado y la sociedad están en la obligación de asegurarnos un empleo digno, siempre y cuando estemos preparados para ocuparnos, de allí viene la educación; y, es un deber porque todos estamos obligados a contribuir con el desarrollo de nuestra familia, de nuestra sociedad y del país; por ende, contribuir con nuestro propio desarrollo”, complementa el maestro, indicando que el trabajo dignifica a la persona, y todo aquél que está en edad de trabajar lo debe hacer, no importa la situación económica o social que atraviesa y, en este caso, “tu padre trabajo duro para lograr lo que hoy tienes, entonces tu deber es mantener la empresa y hacerla más grande inclusive”.

 

Desde que tuvimos la oportunidad de crear la primera empresa del Grupo Coopsol, nuestra visión fue de ubicarlas en un lugar preferente de la economía nacional, para así generar empleo productivo para más personas; las utilidades y rentabilidad para los accionistas quedaron y quedan en segundo plano. Con orgullo podemos decir que, conjuntamente con nuestros trabajadores, hemos contribuido con creces al crecimiento de nuestra sociedad.

 

Perdonen, hablaré en primera persona porque se lo merecen. Mi homenaje y agradecimiento a todos los trabajadores que laboran y laboraron en las distintas empresas del Grupo Coopsol; sin ellos sería imposible haber logrado las metas que nos propusimos. Hay un largo camino aún por recorrer, el concurso de nuestros trabajadores es invalorable. Reconocimiento aparte para aquéllos que nos acompañan desde los primeros días. Les digo a todos y a cada uno de ustedes que nunca los abandonaré, siempre estaré en primera fila para apoyarlos.

 

Un fuerte abrazo.

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