El circulo vicioso que debemos de romper

El circulo vicioso que debemos de romper

2018-05-07 | Por Freddy Ames

Cuando Francisco Pizarro trazó la línea que obligó a sus compañeros de conquista a tomar la alternativa de permanecer en Panamá o seguir hacia el sur, en ese momento se decidió los destinos del Perú contemporáneo.

 

Recordemos, según la historia, Francisco Pizarro, acostumbrado a participar en diferentes guerras en Europa en calidad de mercenario, vio en la conquista del nuevo mundo una posibilidad de hacerse rico de manera más rápida que librando batallas ajenas, reclutó a un gran número de soldados, si se les podía llamar soldados, la gran mayoría desempleados y también ansiosos de ganar dinero fácil.

 

Fueron trece españoles que conjuntamente con Francisco Pizarro en el mes de enero de 1526 llegaron a la frontera de lo que hoy llamamos Tumbes e ingresaron por primera vez a territorio peruano.

 

El imperio de los Incas se extendía desde la ciudad de Pasto en Colombia hasta el río Maule en Chile, abarcaba el actual territorio de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y el norte de Argentina. Según los cronistas de la época, contaba con una población de doce millones de habitantes, con tres clases sociales bien definidas: la nobleza, los sumo sacerdotes y el pueblo, la riqueza estaba distribuida de manera equitativa, no había signos de pobreza, tampoco carencias alimenticias, ni de nutrición y ninguna enfermedad degenerativa o letal en grado extremo como el alzhéimer o el cáncer, y si hubiera existido la escritura, es muy probable que no habría analfabetos.

 

La ambición desmedida de los españoles que llegaron al Perú, unida a las carencias que en su país de origen sufrían y en la tormentosa travesía hacia este continente, les instaba a no retroceder y enfrentar cualquier coyuntura inclusive a la muerte.

 

Ya en el Perú, encontraron una lucha fratricida por el poder entre dos miembros de la realeza, el Inca Atahualpa y su hermano de padre Huáscar; hecho que aprovechó astutamente Pizarro uniéndose al bando de Huáscar, tomando preso a Atahualpa y pidiendo un rescate de dos cuartos llenos de plata y uno de oro por su liberación. Atahualpa cumplió; Pizarro no, mataron al Inca. La primera gran traición por dinero.

 

Los españoles se instalaron, eliminaron la organización política y económica del Imperio Incaico, desaparecieron las clases sociales existentes, desapareció el sistema de acumulación y reparto de la riqueza, como correlato, el principio del fin del bienestar existente. Crearon los tributos (impuestos), se instauró el clientelismo, es decir, ya no valía el esfuerzo individual o colectivo para obtener riqueza, paso a valer mas la prebenda o coima, de un plumazo destrozaron la piedra angular de las bases del desarrollo Incaico: Ama Sua, Ama Quella, Ama Llulla, No seas ladrón, No seas mentiroso, No seas flojo.

 

El clientelismo se mantuvo en el tiempo, se enraizó, y en la época republicana se institucionalizó, luego se crearon los partidos políticos para dar la percepción de democracia, pero estos solo buscaban encumbrar a sus líderes para ya en el poder continuaran con el clientelismo o medrando de los pocos ingresos que el Estado recaudaba.

 

Los partidos políticos y sus líderes se convirtieron en una clase social que de la noche a la mañana pasaban de ser simples ciudadanos a grandes potentados, producto de la sustracción del dinero del Estado que practicaban.

 

En los tiempos recientes, casi nada ha cambiado. El clientelismo ahora se llama corrupción y todas las esferas del Estado: los gobiernos locales, regionales y el gobierno nacional se han convertido en un botín, donde la autoridad de turno ve la oportunidad de lucrar, no importa como.

 

Este círculo vicioso que como hemos visto viene desde los albores de la colonia, casi quinientos años, se ha introducido en nuestro ADN, es casi normal o cotidiano que la empresa privada y sus gerentes acepten realizar una obra para el Estado a cambio de un diezmo para la autoridad de turno; y el ciudadano común dispuesto a enfrentar al policía de transito con dinero en la mano luego de cometer una infracción, pagar el cupo en la cola, comprar entradas de reventa para espectáculos públicos, etc., un sin fin de argucias para burlar la ley.

 

Como hemos podido apreciar, nuestra desventura no es de hoy, ha calado hondo, la pregunta es: ¿cómo podemos cambiar este signo de atraso y vergüenza? ¿cómo podemos romper este circulo vicioso que nos hace tanto daño?. Para nosotros hay una sola respuesta: fuerza y educación. La fuerza y convicción para atacar frontalmente este grave problema, creemos como acción de impacto y aleccionadora, instaurando la pena de muerte vía referéndum, para ejercerla sobra todas aquellas autoridades, no importa su rango que cometan actos de corrupción, y para todos los delincuentes que asesinan o causan grave daño al cuerpo de sus semejantes.

 

Paralelamente, crear los juzgados del crimen especializado, que persigan estos delitos, integrados por jueces, fiscales y policías honestos y bien remunerados.

 

Este golpe muy fuerte eliminará de raíz a la escoria del país, inmediatamente, y en favor de las nuevas generaciones se debe diseñar e implementar políticas de educación, salud y empleo, que garanticen el bienestar futuro.

 

Estamos absolutamente seguros que el pueblo peruano en su conjunto desea salir de la grave crisis que lo agobia, y si ve que las medidas propuestas y tomadas darán resultado, su apoyo será incondicional.

 

Freddy Ames

Lima, 7 de mayo de 2018

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