Una anécdota que contar

Una anécdota que contar

2018-03-12 | Por Freddy Ames

Deseo contarles una anécdota que me paso hace pocos días con ocasión del viaje que realizamos con dos de mis hijos a los Estados Unidos, ustedes estimados amigos sacaran sus propias conclusiones.

 

Decidimos viajar con escala en Panamá utilizando los servicios de la empresa Copa Airlines, en el transcurso del vuelo observamos una película y yo deje mientras tanto al costado del asiento el celular que utilizaba para leer los correos recibidos,  llegamos al aeropuerto, antes salir del avión revisamos nuestras pertenencias, en este caso las propias y las de mis hijos, y nos retiramos.

 

Ya en el aeropuerto, buscamos nuestra siguiente puerta de abordaje, consultamos el espacio de tiempo que teníamos para ingresar a la zona, nos dijeron aproximadamente 45 minutos, aprovechamos el espacio para ver tiendas, transcurrieron los minutos y decidimos acercarnos a la zona de abordaje. Antes de ingresar al arco detector de metales dejamos todo lo que traíamos en el bolsillo, nos sacamos los calzados, correas y demás objetos, al momento de recogerlos constate que no estaba mi celular, hice memoria inmediatamente y llegue a la conclusión lo había dejado entre los dos asientos del avión que ocupamos y que hacia mas de cuarenta minutos abandone.

 

En ese momento informé a mis hijos, ellos me respondieron que ya no había nada que hacer tomando en cuenta que nuestro próximo avión saldría en pocos minutos, además nadie contestaba las llamadas telefónicas que dirigíamos a mi celular desde el de mi hijo Renzo, y al ingresar al sistema de búsqueda por satélite veíamos que estaba en el aeropuerto pero no en un lugar específico.Entonces me acerque al personal encargado de chequear los boletos y les pedí que por favor llamaran al personal de servicio del otro avión que podría estar en proceso de limpieza o de abordaje para su próximo vuelo y constataran antes que alce vuelo si mi celular seguía allí.

 

Pasaban los minutos y no había respuesta, estaba muy preocupado porque en realidad mi celular es mi oficina móvil, y durante una semana estaría incomunicado, lo cual para mi seria grave. Dieron la orden de ingresar al avión con destino a los Estados Unidos, y dije no puedo estar a la espera de una respuesta que no llegaba, decidí salir de la zona de abordaje y acercarme a la puerta que deje una hora antes. Encontré que el avión estaba a punto de despegar hacia un nuevo destino, conversé con los encargados del chequeo, me indicaron que es política de Copa y del aeropuerto revisar el avión en este orden: por los tripulantes, por el personal de limpieza y por el personal de seguridad, y nadie reporto haber encontrado celular alguno. Como un favor especial imploré que hicieran un ultimo intento, que subieran al avión y buscaran el celular al costado del asiento que ocupé, una diligente dama ingreso corriendo al avión, mientras tanto escuchaba por los parlantes que me llamaban por ultima vez a abordar el avión o se iría sin mi, los minutos de espera se hicieron interminables, levanto la vista y veo aparecer a la dama con un celular en la mano, me dice que ingrese su clave para ver si es suyo, lo hice en dos segundos y me entrego el teléfono, le agradecí, no me acepto recompensa alguna, le di un beso en la mejilla y corrí a la sala logrando abordar mi avión.

 

Les he contado esta historia que tiene varias interpretaciones, para mi tres, una de ellas probablemente descuido, pero creo yo las mas importantes son: nunca uno se debe dar por vencido, debe hacer hasta la imposible para lograr un objetivo si este es licito y valido, y la mas importante es que siempre habrá personas honradas en quien confiar.

 

Freddy Ames

 

Lima, 12 de Marzo de 2018.

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