2017-06-06 | Por Freddy Ames
A veces cuestionamos nuestra capacidad e inteligencia cuando las cosas nos salen mal. Nuestro equipo de fútbol no ha logrado revertir la penosa situación en la que se encuentra. Ha disputado 6 partidos y ha acumulado igual número de puntos. En el mejor de los casos, debería tener 18; y, en el peor, 12 puntos.
Nos preguntamos qué pasó, en qué nos equivocamos. Olvidamos –como a veces sucede- que el fútbol es un juego de conjunto y que 2 ó 3 jugadores de renombre no harán la diferencia, sino están acompañados por otros que hagan bien la labor en el puesto que ocupan.
Cuando se arma un equipo para la dura competencia, que es el campeonato de la Segunda División Profesional del fútbol peruano, primero se observa a los jugadores de la casa y, luego, uno se pregunta qué falta. Piensa en la columna vertebral: un buen arquero, dos buenos defensas centrales, un buen jugador en el área de contención y un nuevo goleador. Los demás miembros del equipo se van acoplando. Premisas: que no superen los 24 años de edad; de ellos, por lo menos, cuatro menores de 18 años. El campeonato exige cuatro jugadores en cancha menores de 25 años, un jugador sub 18 casi permanente y otro sub 20 esporádicamente; en total, 2,540 minutos de juego con menores de edad en 28 partidos; en promedio, un menor de edad presente en los 90 minutos de cada uno de los partidos que se disputen.
La idea es que, al escoger los jugadores jóvenes, debemos estar absolutamente seguros que jugarán con la propiedad de un mayor con experiencia, pues, como hemos visto, su presencia en el campo será constante.
De las divisiones menores de Deportivo Coopsol, después de una rigurosa selección, hemos ascendido 3 jugadores y, de otros equipos, en calidad de préstamo, optamos por 2 más. Lo cierto es que, en los entrenamientos, su desempeño es bueno, pero, en los partidos oficiales, no llegan al mismo nivel, sumado también al bajo nivel que ostentan algunos jugadores mayores de edad.
Para responder a la pregunta que nos hacíamos al inicio de este artículo, creo que, con el profesor Sergio Ibarra, no tomamos en cuenta, con la debida precaución, la incorporación de los jugadores menores de edad. Se pensó que, por lo visto en los entrenamientos, y por el informe recibido de sus anteriores técnicos bastaba. No fue suficiente. Debimos verlos antes en el campeonato de menores del año anterior y hacerles seguimiento.
Pero no afirmo que ellos sean los responsables de la opaca producción nuestra, casi no han jugado; los jugadores con experiencia contratados aún no dan la talla. Estamos seguros que también pasa por no habernos fijado en los volantes exteriores que desbordan para alimentar a los delanteros. Somos dueños de la pelota en la mayoría del tiempo, pero no concretamos; los delanteros se quejan que no reciben balones de los costados y, cuando los reciben, están de espaldas al arco y con marca.
El fútbol es velocidad y sorpresa. Cuando es previsible, es aburrido y el rival se prepara para la defensa y el ataque.
Esperamos, pese a las limitaciones, que el nuevo Comando Técnico pueda sacar al equipo de los últimos lugares y, como siempre, luchar por el primer lugar de la tabla.